martes, 15 de octubre de 2013

La innovación en el paladar

Hace unos días vi un documental en el que los indígenas de un poblado que lucha por mantener viva su tradición, así como a sus habitantes, ofrecía al hombre blanco turista un espectáculo, que no era más que tradición, para ellos sagrada, expuesta a la curiosidad de los otros. Muchos poblados recurren a estas exhibiciones para obtener recursos de subsistencia. No puedo evitar ver en esta situación un acto de violación. No veo solo la exposición de la tradición, como podría ser la preparación y ofrecimiento de un plato culinario. El turista busca algo más profundo, y lo consigue porque la sociedad indígena necesita sus recursos económicos.
La visión de este documental me ha conmocionado y ha conseguido traer otra imagen a mi cabeza. En este caso son los centros públicos de investigación y los proyectos que necesitan recursos para su desarrollo. La supervivencia de algunas patentes, base de importantes beneficios socioeconómicos, depende en muchos casos de que haya financiación de una empresa interesada en ellas. En la situación ideal estas empresas pertenecen a nuestro entorno, y los recursos destinados a la I+D volverán (en un futuro más o menos próximo) a nuestro sistema, en forma de beneficio económico y social. Es un reto muy importante potenciar aún más el desarrollo de nuestro tejido empresarial para que pueda absorber la gran cantidad de resultados de investigación generados en los laboratorios, para recuperar los recursos destinados a la I+D y cerrar así el círculo de la innovación. La paradoja reside en que a veces hay que recurrir al interés de empresas de otros países, de igual manera que algunos investigadores deben salen de nuestras fronteras hacia otros lugares con más oportunidades para su ciencia.
Comparando esta situación con el documental al que hago referencia, estamos ofreciendo unos platos maravillosos a los turistas a cambio de un beneficio, que se destinará (al menos en parte) a cerrar nuestro círculo de la innovación. Con la licencia de nuestras patentes mantenemos la propiedad intelectual en los centros donde se ha generado, y por este motivo mantenemos también el derecho a obtener beneficios futuros. Pero cocinemos, no nos coloquemos las plumas y los trajes multicolores como los habitantes de las tribus. No perdamos el control de nuestro conocimiento científico más estratégico.
Por eso digo, manos a la obra que nos queda aún mucho por hacer. En las sucesivas entradas trataré de los modelos de transferencia de tecnología llevados a cabo en países con diferentes sistemas innovadores, más maduros, que nos puedan servir de modelos. Empezaré por Israel, por su indudable nivel superlativo de innovación (es la start-up nation), además de por el interés que ha demostrado Catalunya por adoptar su modelo de innovación1.

1Workshop “Coneixement com a motor economic: el cas d’Israel”.  ACUP, Casa Convalescència, Barcelona (2 de Octubre 2013).

martes, 24 de septiembre de 2013

Dos minutos son suficientes para entenderlo

Quisiera compartir este vídeo, donde se resumen la mayoría de las cosas que quiero contar en este blog. Lo he encontrado en un blog muy recomendable, Innovation Excellence (Subido por Michael Thompson el 22 de Septiembre, 2013).

Highlights the Innovation Lifecycle


jueves, 11 de julio de 2013

Cifras para comprender

Uno de mis escritores favoritos es Milan Kundera. Hoy una pequeña reflexión me ha transportado hacia algunas de sus ideas, que ya conocía desde hace bastante tiempo. Pero para mi sorpresa, por primera vez en todo este tiempo he podido ir un poco más allá de sus argumentos.

Esta mañana asistí a la presentación de la Central de Resultados del año 2012, preparada por el observatorio del sistema de salud de Cataluña. Los números expuestos en los informes sirven para dar a conocer, de una manera transparente, el gasto hospitalario y sociosanitario registrado el año pasado, entre otras cosas. Las cifras nos permiten comparar los resultados de la actividad sanitaria con otros registros anteriores, siendo posible conocer, por ejemplo, cómo ha evolucionado la calidad de la asistencia sanitaria o su eficiencia (dependiendo de los marcadores utilizados).

El principal fundamento de invertir recursos en la elaboración de estos informes es la mejora constante. Porque es muy difícil mejorar aquello que no se puede cuantificar. En la actualidad, la situación económica por la que pasamos nos obliga a ser más eficientes, a conseguir más con menos recursos. Y el sector salud no es una excepción. Los números nos sirven para mostrar que hemos sido eficientes, que podemos encontrar puntos de mejora así como otros en los que ya hemos mejorado. Este era el mensaje que reinaba en el auditorio, muy contrastado con el mensaje que encontramos en la calle, al salir y toparnos con unos manifestantes. Personas muy enfadadas por los recortes que está sufriendo la sanidad, que agredían verbalmente a las personas que minutos atrás había escuchado haciendo análisis de lo que había sido la asistencia sanitaria en el 2012, y cómo deberíamos mejorar.

Presenciando todo lo que he comentado, me ha venido a la cabeza Milan Kundera. En uno de sus libros, la Inmortalidad, defiende que en nuestra sociedad los 10 mandamientos han perdido fuerza, porque casi todos pueden ser justificados por la mayoría de la sociedad, según las circunstancias. El único que él defendía como válido era el undécimo, que definió como “no mentirás”. Pero hoy en día a nadie le sorprende que nos mientan los políticos, lo que es aprovechado por ellos en muchas ocasiones para emitir mensajes totalmente contradictorios con escasos minutos de diferencia, que nos llegan simplemente cambiando el canal de la televisión. Por este motivo, la idea defendida por Kundera, al menos en nuestro entorno, ha perdido también validez. Otro aspecto al que este autor daba mucha importancia era nuestra imagen, muy por encima del contenido de nuestros mensajes. Hoy día, nuestros políticos también han perdido su buena imagen, y ni sus sonrisas ni expresiones optimistas son creíbles. Pienso que tenemos que encontrar algo en lo que podamos confiar, para no perder nuestro rumbo y poder salir de esta difícil situación.


Mi reflexión empieza en las ideas de Kundera y acaba en la esperanza de haber encontrado algo que debería devolvernos la confianza en que algún día saldremos de este pozo. Y con este algo me refiero a los números. Expuestos con transparencia, recibidos con actitud crítica. Porque son demasiado fáciles de manipular. Porque los números tampoco no son nada si no podemos confiar en ellos. 

domingo, 30 de junio de 2013

Con la Iglesia hemos topado...

Quizás vosotros también habéis vivido esta situación. Un día, de manera muy sincera, fui halagada como investigadora en biomedicina, por nuestro papel en la lucha contra las enfermedades. Fruto de la gran confianza que tenía con esta persona, mi respuesta  fue: “Entonces, ¿por qué fumas? Demostramos a la sociedad su alta relación con la aparición del cáncer, y seguís  fumando. Quizás deberíais dar más credibilidad a nuestra investigación adoptando hábitos más sanos”.

En la encuesta realizada por la Fecyt el año pasado sobre la percepción social de la ciencia, los científicos aparecimos como el segundo colectivo más valorado, después de los médicos. En respuesta a la pregunta de si el progreso científico es ventajoso para hacer frente a las enfermedades y las epidemias, un 92,7 % de los encuestados respondió que sí. Y un 88,6 % respondió que también es ventajoso para mejorar la calidad de vida de la sociedad.

La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad ha publicado los datos obtenidos en un estudio epidemiológico, realizado sobre población activa entre los años 2004 y 2007. Los valores iniciales del estudio fueron que un 14,9% de esta sección de la población tenía obesidad, y 38,4% sobrepeso. Y la prevalencia fue en aumento hasta el año 2007. La OMS ha alertado sobre uno de los mayores problemas de salud pública del siglo XXI, el aumento de la obesidad infantil (en España un 28,3 % de los niños entre 3 y 12 años sufre exceso de peso). Los estudios científicos relacionan la obesidad con el síndrome metabólico, trastorno que aumenta el riesgo de sufrir diabetes, enfermedades cardiovasculares y determinados cánceres. Y todo esto provocado, principalmente, por el estilo de vida y los hábitos de alimentación.

En todos estos datos veo una gran contradicción, muy relacionada con el debate general existente sobre si la ciencia se ha convertido en la nueva religión. Según mi punto de vista, de igual manera que la base de la religión es la fe y no la razón, las evidencias dejan muy claro que los mensajes científicos llegan a la población en forma de dogmas de fe, pero no llegan por la vía racional. Y esto sucede en el mejor de los casos, porque para algunos algo que va en contra de sus preferencias resulta descalificado automáticamente. La sociedad cree en los médicos, los científicos y la ciencia, pero sigue alimentándose mal y adoptando hábitos insanos. No se da el paso siguiente, es decir, racionalizar el mensaje y cambiar los actos en consecuencia. Para mí esto sí que significa considerar la ciencia como religión.

Estos días ha tenido lugar el Forum MIHealth en Barcelona, en el que se ha debatido hacia donde debe ir el sistema de salud del futuro. Cómo reformarlo para preservarlo, haciéndolo más sostenible. El incremento de la población con enfermedades crónicas (y del gasto económico que supone para el sistema sanitario) ha sido uno de los factores que han intentado solucionar algunas empresas participantes en las actividades satélites organizadas por el grupo Health 2.0 Barcelona. En una de ellas, la Gira Tic Salud (organizada con la colaboración de TicSalud, de la Generalitat de Catalunya, y TicBioMed, de la Región  de Murcia), la empresa mHealthAlert presentó un dispositivo, que hay que enchufar en la pared, receptor por vía bluetooth de las medidas clínicas tomadas por los enfermos crónicos en su casa de manera rutinaria. Una vez llegan al dispositivo son enviadas a una base de datos en la nube donde son comparadas con los niveles de normalidad que establece el médico para cada uno de sus pacientes. Si las medidas no son correctas, el médico recibe una alerta y se pone en contacto con el paciente. Esto está muy relacionado con uno de los conceptos más defendidos en el Fórum para hacer más sostenible al sistema de salud, la medicina de las 4P: personalizada, preventiva, predictiva y participativa. Esto quiere decir que el paciente va a tener un papel más activo en cuanto al cuidado de su salud. Los avances tecnológicos están permitiendo una medicina más personalizada, porque conocemos mucho mejor las causas de una enfermedad, que sabremos prevenir mejor, incluso predecir y retrasar su aparición (o tratar antes de la aparición de sus síntomas).

Este cambio de paradigma en el tratamiento de la salud hará que el paciente tenga un papel más participativo del que está teniendo actualmente, más consciente de que su actitud es esencial. Porque mientras está en su casa midiendo su nivel de glucosa o presión arterial, sabe que estos valores viajan hacia su médico, y que éste le va a alertar si no son correctos.

En una de las mesas redondas del Fórum se propuso una solución para el control de la salud pública, que iba por un camino diferente al que acabo de exponer. La aplicación de impuestos sobre los productos de consumo perjudiciales para la salud. Como ya se hace con el tabaco y el alcohol, Cataluña no descarta poner impuestos sobre las bebidas azucaradas para el control de la obesidad. Educar a base de castigo. Durante mi estancia en Alemania, entre los años 2003 y 2006, ya había medidas educativas que premiaban las buenas conductas. Las aseguradoras sanitarias hacían descuentos a las personas que reportaban que iban al menos una vez cada 6 meses al dentista o que eran clientes de un gimnasio.


Nosotros, con la iglesia hemos topado. Ya lo decía Don Quijote a Sancho. Nuestro gobierno pretende utilizar los impuestos, que tan poco nos gusta pagar, como indicadores de lo que no se puede hacer. ¿Mejorarán así nuestra conducta, como lo hacía la religión católica durante su hegemonía, a través de sus dogmas? ¿Es esta la única manera que tenemos para mejorar en el control de nuestra propia salud?

lunes, 10 de junio de 2013

Cambiamos el "es que " por el "hay que"?

Sólo con salir a caminar por Barcelona nos podemos sentir privilegiados por la ciudad en la que vivimos. Sus calles, su clima, su carácter cosmopolita… y su marca como capital del diseño, reconocida a nivel mundial.

Hoy he asistido a una jornada sobre transferencia de tecnología, en la que un ponente ha confesado que emigró desde el norte de Europa para establecerse en Barcelona con la intención de llevar aquí una vida tranquila y placentera. Su sorpresa al instalarse fue conocer a un gran número de emprendedores en el ecosistema, comparable a las horas de sol que esperaba encontrarse. El resultado es que no pudo evitar que esta realidad le afectase y acabó involucrándose en un proyecto empresarial. Nos ha transmitido la idea de que Barcelona es conocida internacionalmente como el núcleo mediterráneo de la ciencia.

Esta semana ha tenido lugar el evento BizBarcelona, con más de 160 conferencias, talleres, servicios de consultoría y espacios de networking, dirigidos a acelerar nuevos negocios y a impulsar a las pymes existentes. Mi participación en este evento, junto con mi conocimiento previo sobre otras iniciativas actuales dirigidas a impulsar la innovación en Cataluña, me ha hecho entender al ponente empresario que les comentaba arriba. El esfuerzo realizado en cataluña en apoyo a la emprendeduría y la innovación es enorme. Algunos ejemplos son los siguientes:

1. La alta participación en el BizBarcelona, así como la cantidad de emprendedores que se mostraban como tales en las diferentes sesiones, pone en evidencia que hay muchas personas que se han lanzado a esta aventura, o están a punto de hacerlo. Por otro lado, he visto un ecosistema lleno de stakeholders dispuestos a participar y facilitar este proceso.

2. El sector biomédico es un potente núcleo promotor de innovación, fruto de una apuesta del gobierno de la Generalitat de Catalunya, que se inició hace 13 años. Este no es el único sector económico que se interesa por la innovación, y es tomado como referente y modelo a seguir por otros sectores.

3. Con la finalidad de formar nuevos emprendedores, Biocat ha importado el programa de la Universidad de Standford denominado Biodesign, que comenzará en septiembre con el nombre dHealth Barcelona1. Este programa se basa en la introducción en los hospitales de grupos de trabajo multidisciplinares, que juntos detectarán necesidades no cubiertas y diseñarán soluciones. El objetivo último es educar en la emprendiduría, llevándolas hasta el mercado.

4. En el Instituto de Investigación del Hospital Valle d’Hebrón se presentó hace unas semanas un concurso de innovación2, dirigido a su personal sanitario, con la finalidad de detectar necesidades no cubiertas y proponer soluciones. Una gran diferencia con el programa dHealth es que los procedimientos normalizados por la rutina del hospital no serán tan cuestionados. Esta iniciativa es muy importante para dar a conocer el proceso de innovación hospitalaria entre los profesionales del centro.  Fuera de estos concursos, que concentran la innovación en un periodo concreto, los grandes hospitales tienen oficinas de transferencia de tecnología, que sirven para llevar al mercado de manera efectiva las innovaciones surgidas durante la práctica clínica diaria.

5. Centrándonos en la investigación científica y/o translacional, estas oficinas de transferencia se encuentran también en muchos Institutos de Investigación públicos, promoviendo la transferencia tecnológica principalmente en forma de licencias a empresas o formando spin-offs (y emprendedores).

6. Buscando herramientas que faciliten la innovación en empresas de una manera más económica, sin la participación de profesionales con grandes conocimientos técnicos, se ha presentado en el BizBarcelona el proyecto Innovafp3, promovido por el Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya. Consiste en una red de innovación y transferencia de conocimiento a través de la Formación Profesional. Está formada por 27 centros educativos, repartidos por todo el territorio catalán, y tiene la finalidad de promover una innovación “democratizada” en las empresas. Es un servicio ofrecido con un bajo coste económico que, haciendo a las empresas más competitivas, pretende que puedan contratar a los estudiantes que han participado en la implementación de las ideas (surgidas de estudiantes y profesores, en respuesta a necesidades comunicadas por las empresas o de proyectos propios de manera proactiva).

Con todas estas iniciativas promotoras de la innovación, es posible que estemos consiguiendo que las personas que se involucran, miren a su alrededor de una manera más crítica. Con la mente abierta a la idea de que todo es mejorable, nos podemos sentir más proactivos, ¿conseguiremos vivir nuestro día a día con la misma intriga que los niños?  ¿El carácter emprendedor no será, en parte, volver a ver el mundo como lo hacíamos entonces, volverlo a descubrir?





jueves, 30 de mayo de 2013

El progreso y los nuevos dilemas morales

Todos los sondeos realizados en la población sitúan a los científicos, junto con los médicos, en los profesionales más valorados. Esta posición he de reconocer que me ha enorgullecido mucho mientras me dedicaba a la investigación científica. Sé que gran parte de la sociedad estamos convencidos de que una economía basada en el conocimiento hará más competitivo a nuestro país. Este fue el motivo por el que orienté mi carrera profesional a la promoción de la innovación tecnológica. Uno de los retos que me he fijado es divulgar la información necesaria para que estas actividades sean también valoradas por la sociedad. Porque para promover la innovación tecnológica (que se podría definir de manera generalista como la introducción en el mercado de los resultados de la investigación científica), hay que ir de la mano de las empresas. Y si queremos innovar en el ámbito de la biomedicina necesitamos, entre otras, a las empresas farmacéuticas y biotecnológicas.

Excluyendo algún caso aislado, siempre me he encontrado con una opinión negativa respecto a la industria farmacéutica. Reflexionando sobre este hecho, me gustaría creer que esto se debe en parte al gran poder que tienen algunas multinacionales de élite (la historia nos ha enseñado lo que puede provocar el poder en manos humanas). Otra parte de culpa puede deberse a que su mercado sean las personas enfermas, cuando sentimos profundamente que la salud es un derecho universal. Pedir a cualquier empresa de otro sector que invierta en productos que luego no va a poder vender parece un hecho absurdo. Pero la percepción es totalmente diferente cuando ese producto es un medicamento destinado a una enfermedad minoritaria o que afecte al tercer mundo. En la definición de empresa privada aparece el término lucrativo (si quiere tener inversores). No es responsabilidad de las empresas farmacéuticas el defender los derechos sociales y humanitarios, precisamente porque son empresas. Tenemos que encontrar otras fórmulas, en los gobiernos y en organizaciones no gubernamentales, para solucionar estas demandas, como realmente sucede.

Contamos entonces con una muy buena opinión de los científicos y una muy mala opinión de las empresas mencionadas. Pero imagínese la siguiente situación. Tiene un gran dolor de cabeza. Para solucionarlo entra en internet, busca una publicación científica donde se hable del motivo del dolor de cabeza y un producto químico que, en teoría, lo solucionaría. Imprime esa publicación y se la coloca sobre la cabeza. ¿Le quitará el dolor? No. Aparcando la imaginación, un caso real. Alexander Fleming descubrió la penicilina en 1928, pero su aplicación en un paciente no pudo hacerse hasta 1941, por problemas en la preparación industrial del medicamento (se consiguió en una cervecería de Ohio finalmente). Lo que quiero decir es que el avance en el control de las enfermedades necesita a las industrias farmacéutica y biotecnológica. Incluso cuando hablamos de la nueva estrategia de las grandes farmacéuticas denominada innovación abierta, que implica establecer proyectos colaborativos con otras organizaciones de I+D, la gran empresa sigue siendo necesaria para la fabricación a gran escala y la comercialización de los productos resultantes.

Hace unos días Angelina Jolie ha levantado una polémica en contra de las empresas biotecnológicas y farmacéuticas. Nos tenemos que ir acostumbrando, porque el veloz avance tecnológico que estamos viviendo irá abriendo nuevos dilemas morales, a los que deberemos enfrentarnos con responsabilidad. 

La polémica comienza con un resultado positivo en un test genético, que analiza mutaciones en el gen BRCA1. Con un 87% de probabilidad Angelina sufriría, en el futuro, un tumor de mama, a lo que la actriz ha reaccionado con una doble mastectomía preventiva. Coincidiendo con esta noticia, la corte suprema de los Estados Unidos se pronunciará en unas semanas sobre la posibilidad de que una patente incluya genes humanos. La raíz del problema es que la empresa biotecnológica Myriad Genetics tiene el monopolio temporal de explotación (concedido por una patente) del kit diagnóstico utilizado. El kit es poco accesible a la sociedad, con un precio de 4000 dólares. En esta misma línea argumental, en el foro hispano-indio de biotecnología, organizado en Barcelona hace unos días por Biocat, tuve la ocasión de hablar con el cofundador de la empresa india AlphaSzenszo, que buscaba colaboraciones para llevar al mercado un kit diagnóstico de cáncer de pulmón que habían desarrollado. Cuando sugerí que el precio del kit sería elevado, la respuesta fue que si querían comercializarlo masivamente en la sociedad india, habían estimado que su precio no podría superar los 200 dólares por unidad. 

Si las leyes del mercado controlan las actividades de las empresas, pensemos: ¿Podemos afirmar realmente que una empresa prefiere vender 1000 kits diagnósticos a x€/unidad, frente a la opción de vender 100000 kits a 0.01x €/unidad? (en ambos casos, el beneficio de todas las ventas es igual, 1000x €). En mi opinión, no debemos presuponer nada, y sí alegrarnos de que se encuentren en el mercado estos avances médicos. Y de que las empresas hayan tenido el tiempo necesario para elaborarlos, con la garantía de exclusividad que les confiere tener una patente (de otro modo, ninguna empresa arriesgaría tanto en su desarrollo).

Frente a semejantes polémicas y dilemas morales, se requieren leyes eficaces que los solucionen de la forma más favorable  para el bien común. Los sistemas de salud (públicos) tienen la responsabilidad de incluir los tratamientos médicos innovadores, a un precio acorde con el ahorro que supondría su utilización y acorde con el beneficio sobre los pacientes. En Estados Unidos, el Servicio Nacional de Salud (NHS) ha recibido esta misma recomendación del Instituto Nacional para Salud y Excelencia Clínica (NICE). En nuestro entorno, el Hospital Clínic de Barcelona dispone de la unidad HTA (de análisis de tecnologías médicas) que analiza los beneficios (económicos y sociales) de la incorporación de determinadas innovaciones biomédicas en el hospital. Lo que no debemos hacer, ni podemos evitar en realidad, es frenar el progreso científico, ni el desarrollo de nuevos  tratamientos, cada vez que nos encontremos con un dilema moral.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Cuida tu networking


El networking o red de contactos sirve para buscar puntos de interés comunes entre profesionales de un mismo ámbito. Es cierto que somos seres sociales y que por este motivo necesitamos relacionarnos con otros individuos. Pero aunque podamos disfrutar de esta actividad, su finalidad  es obtener algún beneficio en el futuro gracias a la colaboración. Hoy1 he entendido una de las ventajas derivadas de poseer una buena red de contactos en la que no había pensado, y que va más allá de tener la oportunidad de establecer una relación profesional con B, porque tanto yo como B conocemos a A.

Robert Axelrod en su artículo “The evolution of cooperation”2 plantea una de las cuestiones que más intriga a la gente sobre la naturaleza humana: Aunque nuestra civilización históricamente tiene su base en la cooperación, las personas tenemos una gran dificultad para establecer relaciones de colaboración. En esta línea sabemos que una de las piezas clave para salir de la actual crisis socioeconómica es aunar esfuerzos para promover la innovación tecnológica. Nuestra asignatura pendiente es ser capaces de establecer colaboraciones efectivas entre los centros de investigación públicos y las empresas (y el capital privado). Axelrod recurre al dilema del prisionero para explicar los beneficios de una actitud colaborativa frente a una competitiva en un proceso de negociación. La base de este dilema es la detención de dos sospechosos de haber cometido un robo sin que haya pruebas incriminatorias en manos de la policía. La confesión es la única herramienta para conseguir condenarlos, y para ello los dos son interrogados por separado. Las condiciones son: Si ninguno resulta acusado por el otro, salen libres los dos; Si únicamente uno es acusado, éste recibe 5 años de prisión; Si los dos se acusan mutuamente, van a prisión 2,5 años cada uno. Lo normal en esta situación, en la que los sospechosos no han podido acordar una respuesta, es que se acusen y acaben uno de ellos o ambos en prisión. Esto se corresponde con un comportamiento competitivo, y solo una gran confianza mutua puede inducir a la colaboración y a la liberación de los dos delincuentes. Pero el dilema del prisionero nos plantea una situación que difícilmente se volverá a repetir. ¿Sería diferente el resultado si este proceso de negociación se repitiese más veces? ¿Qué actitud sería la más beneficiosa, colaborar o competir? El artículo concluye que en un proceso de negociación la situación más ventajosa es entrar en la primera negociación con una actitud abiertamente colaborativa,  y en una segunda negociación copiando la actitud que la otra persona haya tomado en la primera.

¿Cuál es la relación entre estas actitudes en la negociación descritas y el networking? Imaginemos a un gestor de transferencia de tecnología de un centro de investigación público que se acerca con una tecnología innovadora a un empresario, buscando una colaboración que le permita desarrollarla hasta introducirla en el mercado (única manera de obtener un beneficio socioeconómico de la investigación científica). Si  el empresario considera  este proceso de negociación como único, adoptará con mucha probabilidad una posición competitiva que va a hacer más difícil la negociación. El networking abre la posibilidad de que haya otros encuentros entre el gestor y el empresario, y éste deje de considerar el proceso de negociación como único. Porque puede que ambos tengan contactos en común o incluso puedan encontrarse en posteriores eventos de networking. Y ya hemos visto que ante la posibilidad de un segundo proceso de negociación, la postura más ventajosa es colaborar en la primera oportunidad que se tiene. Y todos formamos parte del mismo ecosistema innovador.

1Fuente: Miguel Vega, director general de Allinky Biopharma.
2 http://www-ee.stanford.edu/~hellman/Breakthrough/book/pdfs/axelrod.pdf

La tela de araña invisible


A todos nos gusta escuchar discursos alineados con nuestras convicciones. Y si llegan a nuestros oídos sólo unas horas después de escuchar argumentos totalmente disonantes con la vibración interna de nuestras opiniones nos hacen sentir en casa. Mi sentido de pertenencia al ecosistema innovador que se está fortaleciendo en Cataluña en estos momentos de escasez se hace más evidente cuando escucho acciones dirigidas a entretejer a todos los participantes, con las que estoy totalmente de acuerdo.

Dejando libre la imaginación, cuando caminamos por diferentes barrios de Barcelona en los que encontramos centros de investigación, hospitales, centros tecnológicos, universidades o empresas, es posible imaginar unos hilos invisibles que mantienen unidos a los profesionales que desarrollan sus actividades en el interior. Porque en estos momentos el conocimiento en un área concreta ya no es tan valioso. Hay que buscar la colaboración entre especialistas de diferentes áreas, buscar las interfases donde se han de producir las ideas innovadoras. Esto no es nada más que intentar solucionar un problema abordándolo de diferentes maneras a la vez, cada profesional mirando a través de las gafas que le proporciona su especialidad.

Con mucha paciencia y sin descanso, la elaboración de esta tela de araña, invisible si no pensamos en ella, ha sido la misión de Biocat. Esta fundación fue creada en el año 2006 bajo el impulso de la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona. Esta realidad es la que nos ha mostrado hoy Montserrat Vendrell, CEO de Biocat, en Barcelona Activa1. Cómo muchos esfuerzos de Biocat van dirigidos a salvar a nuestro sistema sanitario público, que como muchos sistemas sanitarios del mundo, arrastra un incremento constante en gasto en los últimos años, debido al incremento de la esperanza de vida entre otros aspectos. Sin un cambio de su modelo operativo una de nuestras fortalezas sociales se colapsará en poco tiempo. La introducción en el sistema de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), así como el acceso de los pacientes a ellas, constituyen uno de esos cambios necesarios, que se está dando en la actualidad. De medicina generalista estamos pasando a medicina personalizada (tanto a nivel de diagnóstico de enfermedades como a nivel de su tratamiento más eficaz). Ya no hablaremos de enfermedades sino de enfermos. Ya no nos centraremos en curar enfermedades sino también en prevenirlas de manera más eficiente. Los pacientes tendrán las herramientas para comunicarse con su médico desde casa, proporcionándole a la vez los datos de sus propios análisis, sin tener que pasar por la consulta o por el hospital2.

El mismo día había otro evento organizado en paralelo también por Biocat3, en este caso dirigido a establecer colaboraciones de empresas y grupos de investigación catalanes e índios. Durante el networking he tenido la oportunidad de conversar con personas que creen que la innovación en las empresas de nuestro país es esencial. Si he dicho que Biocat teje en silencio, imagino que en algunos casos es imprescindible protagonizar autenticas pataletas para hacer ver (y oir) a los demás que las empresas, sobretodo las farmacéuticas, necesitan también cambios (en este caso de sus modelos de negocio). Históricamente estas empresas han realizado in doors todas las actividades, desde el descubrimiento de un principio activo hasta la puesta en el mercado del fármaco. Una pataleta a tiempo está demandando atención, decir que no hay que ser los mejores del mundo, sino que su laboratorio tiene que ser el mundo entero. Hay que ir a buscar a los mejores profesionales allá donde estén, e incorporarlos a la empresa o simplemente establecer convenios de colaboración con ellos (lo que se denomina open innovation). Cuando se encuentran estos profesionales fuera de las empresas, Biocat, con la ayuda de otras entidades como Acc1ó, sigue ampliando la tela de araña con paciencia.

1Biotechnology, biomedicine and ICT, debate topics at upcoming series of CTecno breakfasts.
2Socialdiabetes (aplicación de insulina optimizada). Monitor medical (tratamiento anticoagulante sanguíneo optimizado).
3Foro hispano-indio de biotecnología.



Cómo deberíamos financiar la I+D+i ?


-Explícame entonces el sueño que has tenido esta noche…
La financiación pública destinada a la investigación disminuyó de manera drástica en España. Por suerte los productos innovadores de varias compañías biotecnológicas tuvieron mucho éxito en el mercado, lo que produjo un gran impacto y mostró a las empresas y a los grandes inversores privados las ventajas de invertir en innovación. En poco tiempo hubo un cambio radical en el sistema científico-tecnológico del país. El capital privado financiaba en exclusiva la investigación (empresas privadas, capital riesgo, inversores ángel, mecenazgo, micromecenazgo….). En las empresas innovadoras (especialmente en las biotech) hubo una enorme inyección de capital riesgo. En todos los centros de investigación el capital privado y los proyectos colaborativos con las empresas privadas acabaron siendo la única fuente de financiación. Como el gobierno no quería perder totalmente el control de la investigación, elaboraba sus estrategias de desarrollo social y económico definiendo las áreas esenciales que se tenían que potenciar en materia de investigación e innovación, utilizando la compra pública innovadora. A parte de esto, la financiación pública solamente era utilizada para el mantenimiento de las plataformas científico-tecnológicas en los centros de investigación especializados en sus áreas de investigación prioritarias. Esta apuesta por la investigación y la innovación como medios para el desarrollo económico del país promovió la potenciación del sector privado involucrado en I+D+i.

-Entonces que sucedió?
La financiación de la investigación con capital privado provocó un cambio de paradigma en el sistema científico-tecnológico del país. La actividad científica se centró en proyectos con fines prácticos y con altas posibilidades de retorno económico. En las universidades y los hospitales los profesores y el personal sanitario, si no conseguían fondos privados, dejaban de investigar y se dedicaban únicamente a la docencia y a la atención sanitaria. El impacto económico de los resultados era lo único importante, y no el impacto en la sociedad o en el conocimiento. El nuevo sistema era altamente maduro porque optimizaba los recursos mediante sinergias entre diferentes grupos de investigación, evitando duplicidades y fomentando la especialización y la colaboración. Los parques científicos, los centros tecnológicos, los bancos de conocimiento y las grandes infraestructuras científicas eran elementos clave en el sistema. El tiempo adquirió un gran valor y la eficiencia de los investigadores era indispensable. Se promovió la incorporación de profesionales de apoyo al investigador para aumentar su rendimiento (técnicos de laboratorio, gestores de proyectos, especialistas en patentes…).

-Estoy de acuerdo contigo, un exceso de burocracia sobre el investigador baja su eficiencia
Efectivamente. A los científicos se les exigía dedicación y responsabilidad en su trabajo aceptando un elevado nivel de autogobierno y flexibilidad organizativa (contratación libre, financiación). Se tenía más confianza en ellos. A cambio, la figura del investigador funcionario desapareció y su trabajo era evaluado periódicamente, con consecuencias si no era eficiente.

-Pero cuando el único objetivo de la investigación es la producción de valor se fomenta la competitividad, se pierde la creatividad y se arriesga menos en los proyectos científicos.
Eso era algo negativo. La colaboración entre los científicos disminuyó (para proteger sus resultados). Se potenciaba la alta especialización cuando la innovación surge de las “interfases”. A largo plazo,  el enorme descenso en actividad investigadora en universidades y hospitales bajó la calidad y la cantidad de investigadores en formación. Esto indujo a la contratación de investigadores extranjeros por necesidad. Para conseguir recursos humanos bien formados en el futuro, el capital privado empezó a financiar la investigación menos aplicada en estas instituciones. No decidían qué proyectos se financiaban, por falta de conocimiento, pero sí que controlaban los resultados y evaluaban a los profesionales que utilizaban sus recursos siguiendo el mismo modelo que en los otros centros de investigación.  

-Es decir, las fuerzas del mercado decidían la investigación que se realizaba en el país
Algunas áreas como la biomedicina progresaron muy rápidamente porque había mucho conocimiento acumulado que pudo transformarse en productos innovadores, obteniéndose grandes beneficios socioeconómicos. Nuestra alta especialización en determinadas tecnologías pronto quedó obsoleta porque el desarrollo tecnológico y el conocimiento siguieron aumentando fuera de nuestras fronteras. La falta de diversificación en las áreas de investigación desarrolladas generó un sistema científico muy empobrecido, incapaz de comprender los nuevos avances tecnológicos. Se contaba con el libre acceso al pool de conocimiento mundial, aún sin haber invertido en su generación, pero el país se volvió incapaz de utilizar las nuevas tecnologías porque no tenía científicos de calidad que las entendiesen y aplicasen. Tampoco había recursos suficientes para la contratación de los científicos extranjeros necesarios (los cuales no sentían atracción por investigar aquí).

Mi sueño prueba que no puede haber desarrollo socioeconómico sin ciencia, y que si investigamos únicamente con fines económicos dejaremos de participar en el desarrollo de las tecnologías del mañana. Aunque vista la situación actual, cualquiera apostaría porque el sistema científico-tecnológico español encontrase tan ingentes cantidades de financiación en el sector privado. ¿Dónde están los incentivos fiscales necesarios? ¿Y la ley de mecenazgo?

martes, 21 de mayo de 2013

Y si nos sentamos a dialogar?

Hace unas horas he asistido a una conferencia sobre economía que había de transmitir unas claves para salir de la crisis actual.

Lo que no me esperaba era que las palabras "innovación tecnológica empresarial" no estuviesen presentes en el discurso. Me he dado cuenta de que  estamos tan inmersos en nuestra realidad, que ignoramos que otros profesionales en otros sectores viven otra realidad. Y no somos conscientes de ello. Tan elemental nos parece la opinión general en nuestros respectivos mundos, que de manera atrevida afirmamos que tenemos la receta para solucionar la tremenda crisis en la que estamos respirando (conteniendo como podemos el jadeo). Superando la extrema frustración inicial, que casi me lleva a abandonar la sala, permanecí atenta toda la conferencia, con la misma sensación que tienes cuando tragas un alimento de sabor desagradable porque sabes que es rico en vitaminas. Mal sabor porque se atacaba directamente a la gran apuesta que se está haciendo por la ciencia, que ha hecho  que seamos un referente internacional por la calidad de nuestros científicos y de nuestros resultados de I+D.

Después de ingerir completamente el discurso, del que la digestión va a ser algo pesada, estoy convencida, tanto de que he escuchado muchas verdades como de que hay mucha desinformación respecto a lo que cuesta generar un sistema científico-tecnológico competitivo. Y ahora, más que antes de asistir a esa conferencia, estoy convencida de que es imprescindible que haya diálogo entre todos los que estamos empeñados en sacar el país de la crisis. Porque con buenas estrategias independientes, diseñadas en los diferentes ámbitos del conocimiento, sólo se van a tener soluciones parciales.

Diversas medidas económicas han sido planteadas para salir de la crisis, centrando su solución en el saneamiento de la banca y en la creación de empleo (refiriéndose más a empleo masivo de baja cualificación que a pocos puestos cualificados). El objetivo es solucionar la crisis de demanda en la que estamos sumergidos. Y como la biotecnología no cumple con estas características, el mensaje transmitido es que hay que potenciarla más adelante, porque ahora no es el momento. Básicamente, saldríamos de la crisis más o menos rápidamente potenciando el turismo de calidad y las inmobiliarias (no la construcción de viviendas, que esto ya se ha visto lo que provoca, sino su rehabilitación). Como última medida posible no descartaba la salida de España del euro.

Quiero pensar que este mensaje tiene una base sólida que los economistas deben conocer bien, y yo no me atrevo a poner en duda. Lo que yo puedo aportar a estas ideas es que la biotecnología no es un sector que se pueda dejar unos años aparcado, para dedicarnos a solucionar problemas sociales aparentemente más inmediatos, y volverlo a potenciar en el futuro. Metafóricamente hablando, es como si en un campo de olivos, arrancamos todos los árboles para sembrar tomateras. Así conseguiríamos en pocos meses con qué alimentar a las personas, pensando en sembrar de nuevo los olivos cuando nos convenga. No podemos olvidar que, hasta que volvamos a tener esos olivos maduros, habrán de pasar muchos muchos años. Y quizás esto no se lo hemos explicado bien a quienes están tomando las decisiones en estos momentos.

Enseguida me ha venido a la cabeza una situación que estamos viviendo en los Institutos de Investigación Sanitarios acreditados por el Instituto de Salud Carlos III. Esta acreditación sirve como garantía de calidad de la actividad investigadora y traslacional de los hospitales que integran. La innovación sanitaria está muy presente en la labor diaria de sus profesionales (los investigadores clínicos y docentes, así como el personal de enfermería), pero debido al descenso en la financiación pública, esta actividad innovadora está muy comprometida. Ante esta situación pensemos lo siguiente: ¿Quién es capaz de quitar a un grupo de enfermos de cáncer su quimioterapia, para financiar un experimento en un laboratorio del mismo hospital dirigido a encontrar un tratamiento más efectivo contra el cáncer? ¿Será el brutal descenso en la financiación de estos hospitales lo equivalente a talar los olivos?

lunes, 13 de mayo de 2013

El origen de ideas de un sésil

Como estoy totalmente de acuerdo con Sócrates cuando afirmó que el conocimiento sólo puede venir del interior, desde siempre he intentado que mi interior esté repleto de ideas, que se mueven y reaccionan, se integran sumándose, restándose, dividiéndose... creando el verdadero conocimiento. 

Provenientes de las más diversas fuentes de información, estas ideas tienen en común una gran credibilidad para evitar el peligro de intoxicarme con toda la pseudociencia que circula por el mundo. Y cuánta confusión y desinformación encuentro a veces... Mi intención con este blog no es tanto exponer mi conocimiento como funcionar como un sésil, filtrando ideas del entorno, permitiendo que reaccionen en el interior y volverlas a presentar digeridas y asociadas a las que ya habitaban dentro. 

Pretendo que este blog tenga efecto multiplicador de las buenas ideas con las que me encuentro para que lleguen a más personas, disminuyendo en la medida de lo posible la confusión.

El sésil se llama Claudia Nieva, es doctora en farmacia desde el año 2003 (UB), y desde entonces hasta  el año 2012 ha trabajado como investigadora post-doctoral en diversos proyectos en el ámbito de la biología del desarrollo y del cáncer. Después de introducirse en el apasionante mundo de la gestión de la ciencia y de la innovación realizando un máster en la UPF, trabaja de técnico de transferencia tecnológica en la Fundació Clínic desde octubre del 2013.

@ClaudiaNBoza

http://about.me/claudian