jueves, 11 de julio de 2013

Cifras para comprender

Uno de mis escritores favoritos es Milan Kundera. Hoy una pequeña reflexión me ha transportado hacia algunas de sus ideas, que ya conocía desde hace bastante tiempo. Pero para mi sorpresa, por primera vez en todo este tiempo he podido ir un poco más allá de sus argumentos.

Esta mañana asistí a la presentación de la Central de Resultados del año 2012, preparada por el observatorio del sistema de salud de Cataluña. Los números expuestos en los informes sirven para dar a conocer, de una manera transparente, el gasto hospitalario y sociosanitario registrado el año pasado, entre otras cosas. Las cifras nos permiten comparar los resultados de la actividad sanitaria con otros registros anteriores, siendo posible conocer, por ejemplo, cómo ha evolucionado la calidad de la asistencia sanitaria o su eficiencia (dependiendo de los marcadores utilizados).

El principal fundamento de invertir recursos en la elaboración de estos informes es la mejora constante. Porque es muy difícil mejorar aquello que no se puede cuantificar. En la actualidad, la situación económica por la que pasamos nos obliga a ser más eficientes, a conseguir más con menos recursos. Y el sector salud no es una excepción. Los números nos sirven para mostrar que hemos sido eficientes, que podemos encontrar puntos de mejora así como otros en los que ya hemos mejorado. Este era el mensaje que reinaba en el auditorio, muy contrastado con el mensaje que encontramos en la calle, al salir y toparnos con unos manifestantes. Personas muy enfadadas por los recortes que está sufriendo la sanidad, que agredían verbalmente a las personas que minutos atrás había escuchado haciendo análisis de lo que había sido la asistencia sanitaria en el 2012, y cómo deberíamos mejorar.

Presenciando todo lo que he comentado, me ha venido a la cabeza Milan Kundera. En uno de sus libros, la Inmortalidad, defiende que en nuestra sociedad los 10 mandamientos han perdido fuerza, porque casi todos pueden ser justificados por la mayoría de la sociedad, según las circunstancias. El único que él defendía como válido era el undécimo, que definió como “no mentirás”. Pero hoy en día a nadie le sorprende que nos mientan los políticos, lo que es aprovechado por ellos en muchas ocasiones para emitir mensajes totalmente contradictorios con escasos minutos de diferencia, que nos llegan simplemente cambiando el canal de la televisión. Por este motivo, la idea defendida por Kundera, al menos en nuestro entorno, ha perdido también validez. Otro aspecto al que este autor daba mucha importancia era nuestra imagen, muy por encima del contenido de nuestros mensajes. Hoy día, nuestros políticos también han perdido su buena imagen, y ni sus sonrisas ni expresiones optimistas son creíbles. Pienso que tenemos que encontrar algo en lo que podamos confiar, para no perder nuestro rumbo y poder salir de esta difícil situación.


Mi reflexión empieza en las ideas de Kundera y acaba en la esperanza de haber encontrado algo que debería devolvernos la confianza en que algún día saldremos de este pozo. Y con este algo me refiero a los números. Expuestos con transparencia, recibidos con actitud crítica. Porque son demasiado fáciles de manipular. Porque los números tampoco no son nada si no podemos confiar en ellos.