domingo, 30 de junio de 2013

Con la Iglesia hemos topado...

Quizás vosotros también habéis vivido esta situación. Un día, de manera muy sincera, fui halagada como investigadora en biomedicina, por nuestro papel en la lucha contra las enfermedades. Fruto de la gran confianza que tenía con esta persona, mi respuesta  fue: “Entonces, ¿por qué fumas? Demostramos a la sociedad su alta relación con la aparición del cáncer, y seguís  fumando. Quizás deberíais dar más credibilidad a nuestra investigación adoptando hábitos más sanos”.

En la encuesta realizada por la Fecyt el año pasado sobre la percepción social de la ciencia, los científicos aparecimos como el segundo colectivo más valorado, después de los médicos. En respuesta a la pregunta de si el progreso científico es ventajoso para hacer frente a las enfermedades y las epidemias, un 92,7 % de los encuestados respondió que sí. Y un 88,6 % respondió que también es ventajoso para mejorar la calidad de vida de la sociedad.

La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad ha publicado los datos obtenidos en un estudio epidemiológico, realizado sobre población activa entre los años 2004 y 2007. Los valores iniciales del estudio fueron que un 14,9% de esta sección de la población tenía obesidad, y 38,4% sobrepeso. Y la prevalencia fue en aumento hasta el año 2007. La OMS ha alertado sobre uno de los mayores problemas de salud pública del siglo XXI, el aumento de la obesidad infantil (en España un 28,3 % de los niños entre 3 y 12 años sufre exceso de peso). Los estudios científicos relacionan la obesidad con el síndrome metabólico, trastorno que aumenta el riesgo de sufrir diabetes, enfermedades cardiovasculares y determinados cánceres. Y todo esto provocado, principalmente, por el estilo de vida y los hábitos de alimentación.

En todos estos datos veo una gran contradicción, muy relacionada con el debate general existente sobre si la ciencia se ha convertido en la nueva religión. Según mi punto de vista, de igual manera que la base de la religión es la fe y no la razón, las evidencias dejan muy claro que los mensajes científicos llegan a la población en forma de dogmas de fe, pero no llegan por la vía racional. Y esto sucede en el mejor de los casos, porque para algunos algo que va en contra de sus preferencias resulta descalificado automáticamente. La sociedad cree en los médicos, los científicos y la ciencia, pero sigue alimentándose mal y adoptando hábitos insanos. No se da el paso siguiente, es decir, racionalizar el mensaje y cambiar los actos en consecuencia. Para mí esto sí que significa considerar la ciencia como religión.

Estos días ha tenido lugar el Forum MIHealth en Barcelona, en el que se ha debatido hacia donde debe ir el sistema de salud del futuro. Cómo reformarlo para preservarlo, haciéndolo más sostenible. El incremento de la población con enfermedades crónicas (y del gasto económico que supone para el sistema sanitario) ha sido uno de los factores que han intentado solucionar algunas empresas participantes en las actividades satélites organizadas por el grupo Health 2.0 Barcelona. En una de ellas, la Gira Tic Salud (organizada con la colaboración de TicSalud, de la Generalitat de Catalunya, y TicBioMed, de la Región  de Murcia), la empresa mHealthAlert presentó un dispositivo, que hay que enchufar en la pared, receptor por vía bluetooth de las medidas clínicas tomadas por los enfermos crónicos en su casa de manera rutinaria. Una vez llegan al dispositivo son enviadas a una base de datos en la nube donde son comparadas con los niveles de normalidad que establece el médico para cada uno de sus pacientes. Si las medidas no son correctas, el médico recibe una alerta y se pone en contacto con el paciente. Esto está muy relacionado con uno de los conceptos más defendidos en el Fórum para hacer más sostenible al sistema de salud, la medicina de las 4P: personalizada, preventiva, predictiva y participativa. Esto quiere decir que el paciente va a tener un papel más activo en cuanto al cuidado de su salud. Los avances tecnológicos están permitiendo una medicina más personalizada, porque conocemos mucho mejor las causas de una enfermedad, que sabremos prevenir mejor, incluso predecir y retrasar su aparición (o tratar antes de la aparición de sus síntomas).

Este cambio de paradigma en el tratamiento de la salud hará que el paciente tenga un papel más participativo del que está teniendo actualmente, más consciente de que su actitud es esencial. Porque mientras está en su casa midiendo su nivel de glucosa o presión arterial, sabe que estos valores viajan hacia su médico, y que éste le va a alertar si no son correctos.

En una de las mesas redondas del Fórum se propuso una solución para el control de la salud pública, que iba por un camino diferente al que acabo de exponer. La aplicación de impuestos sobre los productos de consumo perjudiciales para la salud. Como ya se hace con el tabaco y el alcohol, Cataluña no descarta poner impuestos sobre las bebidas azucaradas para el control de la obesidad. Educar a base de castigo. Durante mi estancia en Alemania, entre los años 2003 y 2006, ya había medidas educativas que premiaban las buenas conductas. Las aseguradoras sanitarias hacían descuentos a las personas que reportaban que iban al menos una vez cada 6 meses al dentista o que eran clientes de un gimnasio.


Nosotros, con la iglesia hemos topado. Ya lo decía Don Quijote a Sancho. Nuestro gobierno pretende utilizar los impuestos, que tan poco nos gusta pagar, como indicadores de lo que no se puede hacer. ¿Mejorarán así nuestra conducta, como lo hacía la religión católica durante su hegemonía, a través de sus dogmas? ¿Es esta la única manera que tenemos para mejorar en el control de nuestra propia salud?

lunes, 10 de junio de 2013

Cambiamos el "es que " por el "hay que"?

Sólo con salir a caminar por Barcelona nos podemos sentir privilegiados por la ciudad en la que vivimos. Sus calles, su clima, su carácter cosmopolita… y su marca como capital del diseño, reconocida a nivel mundial.

Hoy he asistido a una jornada sobre transferencia de tecnología, en la que un ponente ha confesado que emigró desde el norte de Europa para establecerse en Barcelona con la intención de llevar aquí una vida tranquila y placentera. Su sorpresa al instalarse fue conocer a un gran número de emprendedores en el ecosistema, comparable a las horas de sol que esperaba encontrarse. El resultado es que no pudo evitar que esta realidad le afectase y acabó involucrándose en un proyecto empresarial. Nos ha transmitido la idea de que Barcelona es conocida internacionalmente como el núcleo mediterráneo de la ciencia.

Esta semana ha tenido lugar el evento BizBarcelona, con más de 160 conferencias, talleres, servicios de consultoría y espacios de networking, dirigidos a acelerar nuevos negocios y a impulsar a las pymes existentes. Mi participación en este evento, junto con mi conocimiento previo sobre otras iniciativas actuales dirigidas a impulsar la innovación en Cataluña, me ha hecho entender al ponente empresario que les comentaba arriba. El esfuerzo realizado en cataluña en apoyo a la emprendeduría y la innovación es enorme. Algunos ejemplos son los siguientes:

1. La alta participación en el BizBarcelona, así como la cantidad de emprendedores que se mostraban como tales en las diferentes sesiones, pone en evidencia que hay muchas personas que se han lanzado a esta aventura, o están a punto de hacerlo. Por otro lado, he visto un ecosistema lleno de stakeholders dispuestos a participar y facilitar este proceso.

2. El sector biomédico es un potente núcleo promotor de innovación, fruto de una apuesta del gobierno de la Generalitat de Catalunya, que se inició hace 13 años. Este no es el único sector económico que se interesa por la innovación, y es tomado como referente y modelo a seguir por otros sectores.

3. Con la finalidad de formar nuevos emprendedores, Biocat ha importado el programa de la Universidad de Standford denominado Biodesign, que comenzará en septiembre con el nombre dHealth Barcelona1. Este programa se basa en la introducción en los hospitales de grupos de trabajo multidisciplinares, que juntos detectarán necesidades no cubiertas y diseñarán soluciones. El objetivo último es educar en la emprendiduría, llevándolas hasta el mercado.

4. En el Instituto de Investigación del Hospital Valle d’Hebrón se presentó hace unas semanas un concurso de innovación2, dirigido a su personal sanitario, con la finalidad de detectar necesidades no cubiertas y proponer soluciones. Una gran diferencia con el programa dHealth es que los procedimientos normalizados por la rutina del hospital no serán tan cuestionados. Esta iniciativa es muy importante para dar a conocer el proceso de innovación hospitalaria entre los profesionales del centro.  Fuera de estos concursos, que concentran la innovación en un periodo concreto, los grandes hospitales tienen oficinas de transferencia de tecnología, que sirven para llevar al mercado de manera efectiva las innovaciones surgidas durante la práctica clínica diaria.

5. Centrándonos en la investigación científica y/o translacional, estas oficinas de transferencia se encuentran también en muchos Institutos de Investigación públicos, promoviendo la transferencia tecnológica principalmente en forma de licencias a empresas o formando spin-offs (y emprendedores).

6. Buscando herramientas que faciliten la innovación en empresas de una manera más económica, sin la participación de profesionales con grandes conocimientos técnicos, se ha presentado en el BizBarcelona el proyecto Innovafp3, promovido por el Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya. Consiste en una red de innovación y transferencia de conocimiento a través de la Formación Profesional. Está formada por 27 centros educativos, repartidos por todo el territorio catalán, y tiene la finalidad de promover una innovación “democratizada” en las empresas. Es un servicio ofrecido con un bajo coste económico que, haciendo a las empresas más competitivas, pretende que puedan contratar a los estudiantes que han participado en la implementación de las ideas (surgidas de estudiantes y profesores, en respuesta a necesidades comunicadas por las empresas o de proyectos propios de manera proactiva).

Con todas estas iniciativas promotoras de la innovación, es posible que estemos consiguiendo que las personas que se involucran, miren a su alrededor de una manera más crítica. Con la mente abierta a la idea de que todo es mejorable, nos podemos sentir más proactivos, ¿conseguiremos vivir nuestro día a día con la misma intriga que los niños?  ¿El carácter emprendedor no será, en parte, volver a ver el mundo como lo hacíamos entonces, volverlo a descubrir?